<b>Octubre 2001</b>
Octubre 2001


Evocaciones

Gassman

Emilio Bolón Varela (h)

En el verano de 1964 me preparaba para colaborar con Leopoldo Torre Nilson en la pelicula 'El ojo de la cerradura', un deseo largamente esperado. Si bien por personalidad prefería el cine de Lucas Demare, mas visceral, Nilsson representaba el director perfeccionista e intelectual que la mayoría de nuestra generación admiraba. Trabajar con el hubiese sido un hito en mi carrera.

El dicho popular 'el hombre propone y Dios dispone' me esperaba a la vuelta de la esquina para hacerse realidad.

Un compañero productor con mucha experiencia dentro del cine argentino nos propuso tratar de acceder al grupo técnico del filme 'Un Italiano en la Argentina', co-producción argentino-italiana, de Francisco 'Pancho' Lococo y Dino De Laurentis. El elenco estaba encabezado por Vittorio Gassman, Silvana Pampanini, Amedeo Nazzari y la dirección de Dino Risi. El binomio Gassman-Risi estaba en ese momento- en el pináculo de la popularidad ya que habían filmado recientemente 'Il sorpasso' extraordinario éxito taquillero. En la primera reunión con Don Pancho se nos planteo un desafío.

  • Si ustedes consiguen los pasajes para toda la delegación italiana que nos visita, serán seguramente los ejecutivos contratados.

La realidad es que no tuvimos dificultad, el prestigio de los artistas fue un pasaporte al éxito de nuestra gestión con Aerolínas Argentinas Finalmente nos incorporamos cor gran entusiasmo y responsabilidad Faltaba un detalle, tenia que avisarle a Nilsson. ¿Cómo lo hacía? Fui la productora y antes de hablar me dijo:

  • Mire joven Bolón Varela yo en su lugar hubiera hecho lo mismo. Ello producida un importante crecimiento profesional, ustedes no pueden perder, algo así se presenta pocas veces en la vida.

Pensé, no solo es el gran director, también es una persona generosa. Me despedí con alguna tristeza.

Horas después fuimos a Ezeiza esperar a la delegación que arribaba de Roma. Al elenco lo acompañó Etore Scola, quizás el más importante director cinematográfico de nuestro tiempo. Vittorio venía con su mujer de ese entonces, Juliette, llegar, solamente un apretón de manos en el aeropuerto, después a Gassman no lo vi durante tres días. El cuarto día estábamos haciendo, extraño 'casting' a primeras figuras argentinas, la cosa resultó algo comedida, aquí no se acostumbra a 'probar' o 'ver' primeros actores. Famosos artistas de trayectoria, en su afán por intervenir en el filme aceptaron esa exigencia. Tuve que consignar en una libreta la calificación del director con estrellas según sus méritos, a mayor cantidad de ellas mas posibilidades, como una nota estudiantil. Promediando esa tarde escuchó una voz inconfundible a mis espaldas.

Inmediatamente llamé a Defensores de Belgrano y alquile la cancha. Alas dos horas estábamos jugando todos los técnicos italianos contra los argentinos. Comprobamos que Gassman era un deportista increíble, había integrado la selección de basquet italiana pero jugar al fútbol y marcar goles fue una sorpresa.

Una semana después se ponía en movimiento la impresionante caravana para la filmación de exteriores. Como treinta vehículos con destino Del Viso, localidad del gran Buenos Aires. Parecíamos una columna militar en operaciones. El director de producción se ponía en comunicación conmigo por teléfono des de el primer Jeep al ultimo, donde me encontraba para coordinar la marcha. Llegado a destino comenzaron las tareas previas: emplazamiento usina móvil, reflectores, pantalllas, equipos varios, sonido, etc. Vittorio ya maquillado, ensayaba con una estrellita dentro de la coupe Mercedes Benz convertible

del personaje. 'Pasaba' la letra con los asistentes Jorge y Carlos. Esto ocurría en un pequeño bosque, al costado de un camino que comunicaba dicha localidad con la ruta nueve. En las inmediaciones del lugar había una escuela bastante precaria. Venían caminando tres maestras jóvenes y se detuvieron cuando nos avistaron. Observaban el ensayo muy interesadas cuando una de ellas dice:

-¡Qué parecido es el actor a Vittorio Gassman!

Se produjo un silencio general. Le dije:

-No es parecido, es Gassman.

La chica mira a Vittorio, me volvía a mirar y se cayó para atrás desvanecida. La llevamos a la ambulancia que nos acompañaba.

Mi contrato con la empresa había finalizado. Hada muchas semanas que trabajaba, incluída la pre-producción. Le dije al productor que prolongara mi contrato. Como ello no se producía yo llegaba tarde al Alvear, nuestra base de operaciones, en represalia. Esto por supuesto lo ignoraban los italianos que se extrañaban con mi conducta. Una tarde viniendo en un auto Valiant verde hoja, último modelo recién estrenado, veo asomados en una ventana que da a la calle Ayacucho a Vittorio y Dino. Me habían observado y estaban riéndose. Baje, entrando por la puerta principal sobre la avenida Alvear. Subi al escritorio. Paso un rato, se abre la puerta y entra Gassman preguntando:

  • ¿Non a arribato il principe?

Ya muy tarde, me había quedado marcando el guión para el día siguiente y golpean a mi puerta. Aparece Amedeo Nazzari, una personalidad emblemática del cine italiano con qui en practicamente no había tenido diálogo. Me invitó muy gentil a cenar en la Munich Recoleta, lugar elegido des de el principio por el elenco. Nos acompañó Alfio Contini, fotógrafo colaborador de Ingmar Bergman, que también estaba contratado para esta película. La sobremesa fue muy interesante, sobre el final se sumo Etore Scola. La conversación giro sobre el éxito del neorrealismo en la Argentina, des de 'Roma ciudad abierta' de Roberto Rosellini. El tema siguió transitando por similares carriles. Me manifesté admirador de Vittorio De Sica, particularmente como realizador, todos coincidieron que era un maestro por excelencia. Trate de impresionar con mis conocimientos hasta provocar la intervención de Scola que dijo:

-Tu sabes mas que nosotros, deberías haber sido giornalista.

Le conteste que simplemente era un 'fanatico'. Finalizamos la sobremesa con una invitación a conocer a De Sica en Italia. Regresando a casa tuve la sospecha que había exagerado mi intervención. ¡Hablarles del neorrealismo justamente a ellos! ¡Cómo venderle naranjas al Paraguay!

Al otro día fuimos a filmar a la Boca, interiores en un conventillo. Debutaba Nino Manfredi, incorporado a último momento aprovechando que estaba en Buenos Aires, actuando en el espectáculo 'Rugantino' del cine teatro Coliseo junto a Ornella Vanoni.

Cuando se encontraron Nino y Vittorio no se saludaron. Me pareció algo raro y como tenían que ensayar la letra juntos, no se me ocurrió otra cosa que presentarlos. Ambos dijeron ¡Piaccere! Luego analice: era imposible que no se conocieran, seguro que me tomaron el pelo.

Pared por medio con mi oficina ola todos los días las discusiones entre Juliette y Vittorio. Tenían una relacion volcánica. Un día salió él, pegando un portazo. Entre presuroso y ella estaba llorando.

  • Ho bisogno di un médico.

Fuimos al sanatorio Anchorena y Ie vendaron el brazo dandole un calmante.

  • Me ne vado domani. Vorrei andare a Parigi.

Me dijo muy seria. Un día después la acompañé a Ezeiza, se marchó por Air France.

La semana siguiente escucho a Vittorio hablando por teléfono implorando:

  • 'Amore ritorna subito'.

Pasaron dos días y Juliette estaba otra vez con nosotros.

El temperamento italiano motorizaba las bromas cotidianas entre Silvana Pampanini y Vittorio. Se acusaban mutuamente de 'vecchia' y 'mascalzone'. No obstante, ella estaba rodeada permanentemente de periodistas que la acosaban sin pausa.

Con las últimas tomas realizada en Mar del Plata finalizo la película también el sueño del 'fanático' neorrealista argentino. Fui un ser privilegiado sin lugar a dudas, compartí algunos inolvidables momentos con el protagonista de 'Nos habíamos amado tanto' y 'La armada Brancaleone'. En el filme de Mari Monicelli, Brancaleone interpretado por nuestro querido Gassman, llama a la muerte. La imagen medioeval aparece y pregunta: '¿Me llamabas?' El rostro se trastoca en un tímido: '¿Yo?'

El jueves veintinueve de junio del año dos mil, Vittorio seguramente no debe haberla convocado esta vez pero igual que Brancaleone no huyó.

por Asociación Argentina de Lectura