<b>Octubre 2001</b>
Octubre 2001


La lectura y las necesidades educativas especiales

Sandra Barrionuevo y Laura Pazos

La educación asume el compromiso de "Trabajar con la diversidad", esto supone reconocer que los seres humanos son diferentes, trabajar con la diversidad significa integrar las diferencias sin olvidar que la escuela asume la responsabilidad de garantizar un horizonte de igualdad para todos.

Diversidad e igualdad dialogan mutuamente: para garantizar la igualdad de oportunidades, la escuela ofrece a cada uno lo que necesita en relación con su singularidad.

Todos los niños tienen necesidades educativas propias ¿Constituye esto un obstáculo para el docente o, esta diversidad, genera situaciones que podrá aprovechar el maestro para favorecer el progreso de to do el grupo?

Las diferencias no pueden ser abordadas con los recursos comunes, se deben modificar las condiciones en las que los alumnos realizan sus aprendizajes (incorporación de personal especializado que complemente la acción de los docentes, material didáctico específico, adaptación de los contenidos curriculares).

A medida que el tiempo transcurre y las experiencias de integración se hacen más frecuentes y más conocidas por la comunidad, se crean en la sociedad una mayor comprensión y actitudes más favorables hacia estos procesos. Estas actitudes se proyectan en la escuela por medio de la progresiva supresión de barreras sociales y por la mayor toma de conciencia de los docentes, los padres y toda la comunidad educativa.

"El desafío no es sencillo. Significa responder a las diferencias individuales proponiendo nuevas modalidades de enseñanza. Significa incluirse en un proceso de cambio desde una nueva óptica, con la plena convicción de que en este proceso de integración debe comprometerse la institución toda, trabajando por una sociedad que erradique los prejuicios, aceptando las diferencias y apuntando a ser mas comprensiva y solidaria" .

Desde la teoría trabajar con la diversidad es asunto cotidiano, para ello contamos con los contenidos que nos proporciona la formación ética y ciudadana, con nuestros valores humanos y con nuestra sensibilidad.

Pero la diversidad tiene otra rama que va mas allá de los grupos étnicos, los diferentes niveles culturales y sociales, razas o religiones; es aquella que tiene que ver con los alumnos con necesidades educativas especiales (NEE). Es aquí donde nos queremos detener. ¿Cómo aplicar la teoría desde el momento en que nos comunican que vamos a Tener en un grupo un alumno no vidente?

La experiencia que plasmamos en este artículo, es el trabajo con un grupo conformado por alumnos del segundo ciclo en el que estaba incluida una niña ciega (toda una palabra, a veces costosa de reproducir). Es solo una pequeña parte de lo vivido en la escuela durante dos años de intenso enriquecimiento personal y profesional. Está basada en los objetivos que nos propusimos para favorecer el enriquecimiento del grupo a partir de la aceptación, el respeto, la solidaridad, la tolerancia, la amistad, la igualdad, valores estos que deben ser comprendidos y aceptados para una mejor convivencia y comprensión del otro.

Las maestras integradoras realizamos nuestro trabajo a partir de la continua comunicación con los docentes de las escuelas comunes, esto implica un asesoramiento constante en las adaptaciones curriculares específicas para el niño ciego (material en relieve, mapas, elementos de geometría, etc), como así también facilitar la relación con sus pares y maestros.

Laura aceptó el trabajo cotidiano con Mariana como un desafío, sin temor de aplicar en alguna situación el ensayo-error sabiendo que esto iba a ser beneficioso para Mariana, predispuesta al diálogo continuo conmigo que solo asistía una vez a la semana para brindarle el asesoramiento requerido. Se trata de compromiso, no solo de una simple aceptación. Escuchemos a Laura:

¿Se plantearon alguna vez qué palabras se pueden usar con un ciego?

Es simple la respuesta, todas. Hablo de las palabras porque una de las primeras cosas que le dije a Mariana (la niña no vidente) fue: - Anda a ver si la maestra de inglés esta en el otro salón. Mariana que conoce la escuela en su totalidad pues asiste desde logrado, salió, se fijó y volvió con la respuesta correcta: - Está en el grado, ya viene. Agradecí que no pudiera verme, me sentía avergonzada, mi objetivo era tratarla con naturalidad y le había dicho la palabra ver. Recurrí a Sandra la maestra integradora, que desde su experiencia apoyó mi accionar, había logrado lo que quería, tratarla con "normalidad".

Sandra nos guía a nosotros en aquellas tareas que no sabemos si asignarles a los alumnos no videntes, nos aporta datos de como resolver situaciones cotidianas como la anteriormente expuesta y nos impulsa a realizar todo lo que creemos va a ser beneficioso para ellos, aunque nos parezca imposible y en algunos casos hasta violento.

Una mañana nos tocaba la hora de lectura, uno de los momentos que el grupo entero gozaba, pues yo los reunía a mi alrededor y les lela cuentos o ellos leían sus producciones. La historia elegida era la de una nena que por amor a un compañero hacía cualquier cosa por llamar su atención, entre esas cosas se hizo pasar por ciega después de un terrible golpe en la cabeza. Al llegar a este punto hice una pausa que pareció eterna, en un par de segundos el grupo entero miró a Mariana y luego a mi casi como acusándome de irrespetuosa, fue Mariana la que con una inmensa sonrisa y para aflojar tensión les objetó: - Qué tonta es, yo soy ciega y no tengo novio todavía. A lo que una de sus amigas respondió: ­ Mentirosa en el "Santa" tenes uno.

Creemos después de un tiempo que todo esta en marcha, que el grado logró nuestros objetivos y que nosotros somos los más capaces en el tema de la integración y la diversidad. Si ya pudimos lograr tratar a este niño con necesidades especiales como uno más del grupo, si ya no nos tenemos que cuidar de ponerle límites, si no repasamos mentalmente mil veces lo que le vamos a decir, está todo hecho, Aprendieron y aprendimos. Pero nosotros nunca terminamos de aprender.

Los momentos de lectura son, sin duda alguna, momentos de reflexión, de descubrir todas aquellas cosas que amamos o tememos y que otros desde la palabra nos ayudan a exteriorizar pudiendo escribir ellos lo que sentimos nosotros.

Esto los chicos no lo ven, en general no están estimulados (por motivos que ahora no viene al caso enumerar) para disfrutar estos momentos, nos preguntamos que hacer, y armamos bibliotecas ambulantes o utilizamos la biblioteca escolar, también los instamos a que escriban y un sin fin de otros recursos. Pero no debemos dejar de lado lo importante que es para ellos escucharnos a nosotros leer y esto implica utilizar diferentes voces, hacer pausas mas significativas que las que obliga un punto para provocar ese suspenso que los hace visualizar un momento de tensión, y revalorizar las onomatopeyas.

Claro esta que esto lo comprendí realmente cuando me enfrente a este grupo, no importa la edad, todos, vi dentes y no videntes necesitan escuchar y escucharse. Durante estas reuniones de lectura ellos también leían sus producciones, y es aquí donde quiero detenerme.

Al comienzo hable de dos valores importantes, el respeto y la tolerancia nunca mejor aprehendidos a la hora de escuchar a Mariana que por leer Braille, la lectura se hace larga y dificil de seguir, pero era muy estimulada por el grupo, nunca adulada, si estimulada porque tenía un poco de vergüenza, no por leer sino por lo que había escrito.

En ocasiones era yo quien leía las producciones de ellos un poco para darle la importancia que tenía cada una y otro poco para alivianar la tarea de Mariana y agilizar el ritmo de la clase. Si la propuesta era elegir textos y sentarse tranquilos a leerlos, las amigas de Mariana le decían los títulos, elegían uno y una de ellas lo leía para todas, esto que surgió de una necesidad, paso a ser una actividad común para el grado ya que tácitamente comenzaron a reunirse en pequeños grupos adquiriendo la misma modalidad.

Las horas de lectura y escritura son los momentos de mayor riqueza en la escuela si permitimos que nuestros alumnos dejen volar su imaginación o si se emocionan o ríen al escuchar lo que otros escribieron.

La lectura es un espacio abierto en el que volcamos un sin fin de sensaciones, y en este espacio no existen las necesidades educativas especiales.

La Palabra es la herramienta fundamental de la comunicación y no importa que sistema de escritura se utilice, ni como se lea sino la interpretación que cada uno haga de la misma.

por Asociación Argentina de Lectura