«El arte supremo del maestro es despertar la alegría por la expresión y el conocimiento creativo».
Albert Einstein
María Cristina Morales de Figueroa
En una sociedad saturada por estímulos audiovisuales, casi siempre centrados en hechos trágicos o de un tinte que tiene poco o nada que ver con LA BELLEZA, mucho esfuerzo demanda a los docentes, y, por lo tanto, alas escuelas, el desarrollo de una comunicación eficaz y creativa.
Ocupamos una difícil posición en el rescate de los hábitos que fomenten el buen decir, el vuelo de la imaginación, el placer al descubrir conocimientos de distinta índole que hacen a la cultura.
Sin embargo, no escatimamos nuestros esfuerzos para lograr la meta propuesta, pues tenemos al alcance de nuestras manos, el auxiliar mas noble que nos ayudara a resistir esta situación: EL LIBRO Y SU CULTURA.
Me refiera no solo a los textos de estudio, sino a todo material capaz de despertar en el lector vivencias especiales: "su traslado" a ignotos lugares de la tierra o el espacio, ser partícipe de osadas aventuras, compartir la emoción del feliz personaje o el llanto del que sufre.
Es decir, sensibilizar al lector de tal modo que encuentre un verdadero placer al leer. Allí podrá abrevar para actuar creativamente ante las diferentes situaciones que le plantee la vida.
El ámbito escolar en general y el aúlico en especial, han de proporcionar todos los medios posibles para que a través de los libras, el niño y la niña puedan comprender, gozar y reflexionar to do texto. Han de estar a su alcance: en estantes abiertos, mesa, "baúles mágicos", para que puedan asirlos libremente.
No antepongamos el cuidado del libro al interés del pequeño por tenerlo en sus manos, mirarlo, hojearlo, observar solo sus imágenes o sumergirse en su mundo. Busquemos desperar el amor por el, ya que ellos cuidan lo que aman.
Tampoco burocraticemos su uso con "tramites" que carecen de importancia (anotaciones, fichas, etc.). En todo momento han de estar a su disposición, inclusive en los recreos, pues soy testigo que ciertos niños "invierten" ese tiempo en la búsqueda de que pueden leer.
Esta propuesta incluye también un trabajo sistemático: la lectura curricular, con sus etapas planificadas por el docente, con este como lector; con ejercicios de fijación y aplicación (lectura corriente dialogada, lectura expresiva y correctiva, lectura expresiva comentada, lectura comentada, lectura crítica).
Es decir, que la lectura debe ser no solo el eje alrededor del cual se organicen todas las actividades del proceso de enseñanza-aprendizaje, sino también el medio mas idóneo para contribuir al desarrollo de la personalidad del niño, preparándolo para la vida.
Familia y escuela somos los responsables de poner a su alcance una variedad de buenos libras, adaptados a sus intereses que contribuyan a hacer de ellos hombres y mujeres libres.