Para quienes gustamos de la historia el interrogante es alentador. Tomo la idea de Collinwold para acercar una primera respuesta: "leemos (estudiamos) historia con el fin de conocernos a nosotros mismos". En efecto, la historia es lo que la humanidad sabe de sí misma; certidumbre de sí misma: la meta ultima del conocimiento histórico es una comprensión de la vida humana.
La historia se nos aparece como un gran escenario, como un espectáculo fugaz, móvil, formado por la trama de problemas intrínsecamente mezclados y que puede revertir sucesivamente en cantidad de aspectos diversos y contradictorios. Vista de esta manera, leer historia es algo así como una posibilidad de realizar un rescate o una tentativa de análisis de los hechos humanos.
A partir de la impecable definición de Marc Bloch " ... la historia es la ciencia de los hombres en el tiempo", muchos lectores desprevenidos creen ver en la historia nada más que el tiempo. Es difícil imaginar una ciencia, no importa cual, que prescinda del tiempo. Pero ese tiempo que nos arrastra, arrastra también aunque de manera diferente- sociedades y civilizaciones cuya realidad nos sobrepasa. Pero la historia no es sólo tiempo, como la biología no es sólo vida 0 la física no es sólo materia. La historia es el resultado que surge después de tamizar el tiempo y los hechos sólo para real izar después una tentativa de análisis lo cual incluye una interpretación, una valoración y una crítica del espíritu de cada época. Esa es la tarea que el historiador lega al lector: desenterrando material, lo pulió y preparó para su utilización posterior.
Pero volvamos a la pregunta inicial; ¿el lector tendrá que digerir un amasijo de datos? No es esa la función de la historia. Leer historia significa poner en movimiento la comprensión lectora para ir en busca de la interpretación de los complejos procesos de cambio social y para enriquecer la experiencia personal. Leer historia, entonces. es una invitación a la racionalidad, al análisis, a la síntesis y a la evaluación de lo leído. No se trata de confundirla con la literatura. Esta es más o menos menos estilizante y emocional; surge de una necesidad literaria, trabaja con medios literarios y persigue efectos literarios. La historia en cambio "es un resumen de la experiencia humana y su función es enseñar " (Lesley Bird Simpson).
La historia tiene un valor educativo; nos enseña a encontrar un significado a los hechos históricos que para Kahler (*) no son otra cosa que la coherencia, el orden y la unidad de diversos aconteceres y fenómenos tal como los percibe una mente y los comprende." Hace siglos sólo accedían al conocimiento de la historia las clases dirigentes. Los príncipes, los delfines eran iniciados en su estudio a fin de estar mejor capacitados para sus futuras tareas de gobernantes. Pero en el mundo plural y democrático en que vivimos, todos somos primogénitos del reino y cada uno esta mas o menos ligado a la conducción de la comunidad.
La atenta lectura de la historia aporta un valor agregado -un valor social- que contribuye a formar hombres capaces de integrarse solidariamente en la sociedad, conscientes de sus deberes y derechos. En un sentido mas general, un estudio del pasado ayuda a comprender la complejidad de los hechos humanos y con ello a entender mejor el presente. No para dividirnos. Si así fuera, correríamos el riesgo que metafóricamente tomamos del ejemplo bíblico: la mujer de Lot, que par mirar atrás se convirtió en sal. En definitiva los pueblos que no saben mirar atrás corren el riesgo de convertirse en una gran salina. La historia ofrece la oportunidad de aprender a mirar hacia atrás.
Algunos poetas, con lenguaje cautivante llegaron alas mismas conclusiones por otros caminos. Antonio Machado en Juan de Mareina expresa: " ... para nosotros, lo pasado es lo que vive en la memoria de alguien, y en cuanto actúa en una conciencia, por en de incorporado a un presente, y en constante función de porvenir. Visto así -y no es ningún absurdo que así lo veamos- lo pasado es materia de infinita plasticidad, apta para recibir las mas variadas formas ... "
Se trata de leer historia no como una mera suma de hechos, sino como un tejido de relaciones. Los formidables aportes de la historia social nos permiten apreciar no sólo las acciones de los grandes hombres, también valorar el sudor de la gente; el esfuerzo de los pueblos. Si así no fuera, escribe Broudel, del pasado sólo percibiéramos fulgores, pero no claridad; hechos, pero sin humanidad.
(*) Erich KahLer ¿Que es La historia? México, F CE., 1966, pag. /5.