Angelica Lascano de Nogués
Todos los jueves estamos acá, en este lugar, para inscribir a las personas que piden lectura a quienes desean ser lectores voluntarios. En la primera entrevista, explicamos nuestro origen, la idea inspirada de Maria Esther, el vinculo filial con la Asociación Argentina de Lectura, los presupuestos básicos y las condiciones para el ingreso, que no son demasiadas. Tal vez, aprovechamos la oportunidad, para destacar que no hacemos discriminaciones, ninguna, ni por sexo, raza, religión, ideas políticas, nivel económico, cultural o cualquier otra: las desigualdades que, si se usan para marcar diferencias, separar a las personas y que dejan y nos alejan de Dios.
La propuesta de Maria Esther despertó entusiasmo y confianza desde un principio. Muchos aceptamos este compromiso. Sin embargo, cree que no sospechamos los efectos tan especiales de este convenio entre lector y oyente. Me animo a decido porque es comentario corriente, tanto de unos como de otros.
Sin duda, este es un contrato diferente, que gana el corazón de las partes y a pesar de los ritmos y de los horarios que le sirven de marco, se cumple sin caer en la rutina o en la monotonía de la costumbre. El encuentro entre lectores y oyentes va forjando una relación inesperada y personal, basada en la paciencia y en la consideración por el otro.
Ambos descubren un dialogo original, en cada caso único, porque los actores son distintas. Los días se suceden, sin repetirse y con el correr del tiempo, los protagonistas advierten que ellos mismos cambian. Como la lectura, que parece más lectura cuando es compartida.
Leer con otro tiene la sencillez y la belleza de lo que es verdaderamente bueno. En ese clima calmo y concentrado de la lectura, en ese pequeño espacio, aunque no nos demos cuenta, se hacen realidad grandes ideales que, en otras dimensiones, parecen inalcanzables, lejanas utopías, los de hermandad y respeto por la dignidad del prójimo.
Es un maravilloso privilegio ser parte del Banco de Horas de Lectura, en donde es posible ser oyente o lector. Para muchos de nosotros, es lo más hermoso que nos ha sucedido. Por eso, querida Maria Esther, esta reunión del 20 aniversario, que es una fiesta para todos, es una fiesta en tu honor porque nos abriste un camino, ayer como organizadora, presidenta y primera lectora de esta rama de la Asociación Argentina de Lectura y hoy, porque seguimos unidas por ese pasado y por tu carácter de oyente, una oyente muy querida.