Ana María Crudo
Volví a repasar la nota Leer: ¿Cómo? y ,Para que?, escrita por las profesoras Graciela Gallelli y Norma Salles en la publicación de noviembre de 1998 en LA LECTURA, después de releerla me hice los interrogantes que dieron lugar al titulo de este escrito. Llevó muchos años sondeando entre los adolescentes los temas mas atractivos y los mas rechazados de la Geografía. Sistemáticamente "los mapas" ocupan el primer lugar en las encuestas entre los instrumentos que el geógrafo dispone para dictar su asignatura, pero curiosamente rechazado. Es este rechazo el que lleva a replantear ¿para qué? ¿cómo? y ¿cuándo? la enseñanza de la lectura de mapas es adecuada y necesaria.
La cartografía (Lat. Charta, papel. Gr. GRAPO, escribir) se ocupa de representar a la Tierra en el plano, preparando y confeccionando entre otros materiales, mapas. Su aporte se orienta básicamente hacia uno de sus objetivos o principios "la localización".
Es a través de la representación del terreno en el papel que el hombre desde la antigüedad fue describiendo "trayectos o recorridos" dentro del mundo conocido "Ecumene". Así fue ampliando su conocimiento del espacio terrestre. En un principio confecciono mapas que contenían dibujos como una manera de orientarse al volver a recorrerlos.
Los nuevos medios de transportes y los descubrimientos del siglo XV ampliaron el espacio y por lo tanto se hizo mas complejo representar el mundo conocido en un papel. Surgen las ideas de escala y al representar una esfera en un plano los distintos tipos de proyección. Al reemplazar los símbolos por signos, se crean los signos cartográficos. Todos estos cambios significaron que la interpretación cartográfica se transformará en una nueva forma de lectura y su aprendizaje pasa a depender de como y cuando se lo enseña.
La lectura de mapas debe ser enseñada, porque la proyección y la escala suponen una abstracción estrechamente ligada a la matemática y el momento oportuno dependerá de la madurez del grupo escolar, por lo que los contenidos se irán graduando y haciendo mas complejos. Los signos cartográficos y las llamadas escalas cromáticas, con la representación de isohipsas y batimétricas representan símbolos que tienen una significación universal y como la escritura musical o el idioma debe decodificarse.
Comenzar con el plano del aula o del barrio es acertado, pero es solo el primer paso. Quedarnos en ellos es como permanecer en el siglo XIII, es así que el rechazo a los mapas parte de suponer que su lectura es un conocimiento adquirido pero en realidad no se enseña por simple omisión. Para su enseñanza se irán adoptando diferentes metodologías sin descartar el uso de material concreto. El material concreto permite comprender en tres dimensiones lo que mas tarde se representado bidimensionalmente, otro buen recurso puede ser el uso de fotos o sencillamente el terreno.
Los mapas tan solo podrían ser leídos, cuando los alumnos hayan adquirido las nociones necesarias, 12-13 años es una buena edad para profundizar los contenidos, sabiendo que algunos adolescentes presentaran mas dificultades que otros.
The Plymouth University, diseño un test especial. Dicho test mide la habilidad para asimilar información en dos dimensiones y construir mentalmente un objeto tridimensional. Estas facultades se requieren en la lectura de mapas, cartas, planos, etc.
La habilidad para leer un mapa favorece la localización, la orientación, la síntesis, la abstracción; puede construir un excelente ejercicio de integración y desintegración de las partes en un todo y de su operativa inversa, pero, además nos permite comunicarnos sin barreras idiomáticas, porque como la música o la matemática sus símbolos son universales.
Aprender y practicar con mapas puede incrementar mucho la habilidad espacial.
MIELI, Aída: El Mundo Antiguo. Los griegos y lo5 romanos.
PEASE, Allan y B.: Por qué los Hombres no escuchan y las Mujeres no entienden los mapas.
Secretaría de Guerra: Signos Cartográficos, 1962.