Angelica L. de Nogues
Buscar lectores para los que desean lectura y no pueden hacerlo por si mismos y poner en contacto al lector que ofrece lectura gratuita con el oyente.
Aparentemente, vincular al que da y al que recibe. Aunque nunca puede decirse que en es el que da y quien es el que recibe. La experiencia de estos diecinueve anos de vida evidencia que ambos dan y reciben en la misma medida, demostrando en la acción, tal vez, la mas hermosa de las verdades del amor.
Fomentar la lectura y cuidar el voluntariado.
La primera aseveración es obvia.
El Banco de Horas nació en el seno de una institución mayor, la Asociación Argentina de Lectura, cuyos objetivos se fundamentan en la promoción, estímulo, difusión de la lectura y en todo aquello que le es afín como el escribir. Contribuyen a lo que es cultura, al ensanchamiento del espíritu humano y a la necesidad de comunicación que fortalece la sociedad.
Y cuidar el Voluntariado. Esta labor corresponde, en primer término a las coordinadoras de la Comisión Directiva. Toda la comisión coordina. Significa que realiza las entrevistas a los aspirantes -lectores y/u oyentes-, inscribe, registra la documentación, organiza el fichero y archivos personales, cumple con la correspondencia e intercambia informaciones individuales para que el grupo este actualizado.
De modo que, haciendo pie en el espacio que ofrece la Editorial Plus Ultra, des de hace diecinueve anos, los jueves de quince a diecisiete, comienzan a ponerse en marcha un sinnúmero de actividades que se desarrollan en un espacio mucho mas amplio y sin limitaciones de tiempo.
Los teléfonos particulares de las coordinadoras tejen una red que permenantemente se van hilando. Se cuida, no es como el tejido de Penélope. Desde el pequeño lugar en donde se inician las actividades, se va multiplicando la trama invisible, en otros muchos espacios: donde sea que estén juntos sus lectores y sus oyentes. Por eso la acción cubre una extensión difícil de calcular.
Dijo Maria Esther, su fundadora, "nuestro Banco es pequeño, chiquito, íntimo. Será por eso que lo queremos tanto". No llega el numero de personas que lo conforman a cuatrocientos. Pero si pudiéramos medir, pesar ,poner en cifras la felicidad de pertenecer al Banco de Horas de Lectura no habría ni número, ni metro, ni balanza que sirvieran.