María Ruth Pardo Belgrano
Palabras de la panelista en el homenaje a José Murillo con motivo del décimo aniversario de su fallecimiento, el 19 de agosto del corriente año, realizado en la Biblioteca nacional.
…recordar supone, de una manera nueva, revivir todo aquello1, palabras de quien hoy homenajeamos, en su libro Rubio como la miel.Y recordar a Pepe, me lleva a los primeros años de la década del setenta. Como quien pasa las hojas de un album de fotos, se me imponen distintas imágenes: Pepe escritor; Pepe entusiasta de la literatura infantil; Pepe comprometido con su quehacer y con sus ideales. Y fue en la presentación de Pedagogía creadora, obra de un gran maestro, Luis Iglesias, en una vieja casa de San Telmo, en 1973, que alguien me presentó a Pepe. Al poco tiempo, conocedor de mi inquietud por la literatura destinada a los chicos, me regaló Mi amigo el pespir. Relatos en los que, aunando la ternura y la fantasía, revela, con una fuerza creadora en la que siempre campea la poesía, el mundo animal y humano del monte jujeño. Relatos, en los que, con un estilo sencillo, acorde con los lectores, y emotivo, acerca a los chicos los temas fundamentales del hombre y de la vida.
Por aquel entonces, yo trabajaba en el Instituto Bernasconi y había organizado en la Biblioteca “Joaquín V. González”, en el sector de Literatura Infantil, el Club de Lectura. Allí llevaba a cabo, con alumnos de distintos grados, actividades lectoras. Una de ellas consistía en invitar escritores para que conversasen con los chicos sobre su obra, tras haberla leído y contribuir, de este modo, al logro de una visión integral del texto, a través de una vivencia directa con el autor que, generalmente, era considerado lejano, difuso, irreal o muerto. Uno de los invitados fue Pepe. Grabé el encuentro y luego lo volqué al papel. Hace unos días, rescaté esas viejas hojas, amarillentas, para revivir con ustedes instantes de ese encuentro y redescubrí no sólo al escritor sino al docente.
Integraban el grupo de entrevistadores, alumnos y alumnas de los grados 5°, 6° y 7°. Se sucedieron las preguntas disímiles, heterogéneas, desordenadas, en distintas líneas pero predominaron las que apuntaban al proceso de elaboración de los cuentos y qué pertenecía a la realidad y qué a la fantasía.
El entusiasmo fue notable y se acrecentó por la habilidad de Pepe para conducir el grupo porque generó una corriente de simpatía entre él, el entrevistado, y los . Entrevistadores.
Releer el encuentro es como descongelar la vida, hacer presente el pasado, recobrar a Pepe y aquellos chicos. Uno de los temas abordados fue el oficio de escribir. Escuchemos:
Al. -¿Cómo se despertó en usted el interés por esta profesión?
J.M. -Eso merece una aclaración. ¿Cuando se considera que un trabajo es una profesión? Cuando se vive de él. También es profesión cuando está dedicado en gran medida a ello. Escribir fue una necesidad para mí, desde muy joven. Yo escribo constantemente pero no vivo de la literatura. Vivo de un trabajo en una fábrica.
Al.- ¿A qué edad empezó?
M.- ¿A escribir?
Al.- Sí.
M.- Mi primer poema, malo, lo hice cuando tenía siete años. Y fue a un caballo.
Al.- ¿Se acuerda del título?
M.- No, se debe haber perdido el poema. Se lo ha llevado el viento.
Al.- ¿Quiere seguir escribiendo o dedicarse a otra profesión?
M.- No, no podría dejar de escribir. Es la profesión verdadera. Lo que pasa es que no hay forma de vivir exclusivamente de eso.
Al.- ¿Es para usted un hobby escribir?
M.- No, no. Aunque habría que ver qué entendemos por hobby. Si hobby es un entretenimiento no. Escribir es una vocación y yo entiendo por vocación lo que no se puede renunciar. Si se renuncia no es vocación.
Al.- ¿Por qué escribió cuentos? ¿Por qué estaba solo?
M.- No. Se puede estar solo y no escribir nada y se puede estar bien acompañado y escribir mucho más.
Al. ¿Por qué escribe siempre aventuras?
M.- Porque para mí la vida es una gran aventura.
Al. ¿En que momento de su vida prefiere escribir? ¿Cuándo está emocionado?
M.- No cuando estoy emocionado. En ese caso no se puede. Se anota una idea. Se escribe después. Con la cabeza fría.
Al.- Cuando escribe un cuento, ¿cómo hace para concentrarse? ¿escucha música?
M.- Depende. En general trabajo de noche, necesito silencio. Y suelo, según la etapa de trabajo en que estoy, poner música. Me encanta escuchar Beethoven.
Al.- ¿Le gusta el canto?
M.- Sí, cuando cantan bien.
Al.- ¿Qué tipo de canto le gusta?
M.- Cuando la canción es buena y la voz también, cualquiera. No hago distingos.
Al.- ¿Le gustaría que sus hijos fueran escritores?
M.- Yo tengo mucho respeto por los seres humanos y en especial por mis hijos. Lo importante es que sean lo que realmente desean ser.
Al.- ¿En qué se basó para escribir su cuento Cinco Patas?
M.- Tiene que ver con los otros cuentos. El zorro siempre me resultó un animal muy simpático porque siendo uno de los más débiles es el que usa más la inteligencia. Y me pareció que había que rescatar este aspecto.
Al. ¿Quién le dijo y aconsejó que escribiera?
M.- Yo mismo y con muchas dificultades porque hubo una época, cuando yo era muy joven, que algunas personas mayores se reían. ¿Para qué escribir?. Yo seguí escribiendo.
Al.- ¿Tiene ascendientes escritores?
M.- No, en mi familia ha habido gente con sensibilidad artística pero todos fueron devorados por la vida.
Al.- ¿Qué le gusta más escribir para chicos o para grandes?
M.- Para chicos. Además me ha dado más satisfacciones. Como maestro si tuviera que elegir entre trabajar con grandes o con chicos, elegiría con chicos.
Al.- ¿Cuál fue su primer libro?
M.- Cuando tenía dieciocho años escribí una novelita de la que prefiero no acordarme.
Al.- ¿Qué le interesa más la vida o la poesía?
M.- Yo no pienso que vida y poesía estén separados. Esas dicotomías se planteaban hace muchos años y las planteó un señor Aristóteles. Si no se vive la vida con poesía, no se descubre el milagro de la poesía.
Al.- ¿Qué escritor le gusta más de los que escriben cuentos del tipo de los que hace usted?
M.- Rudyard Kipling.
Al.- ¿De chico soñó con ser un gran escritor?
M.- No, no. De chico vivía y jugaba y también me encantaban los animales y los primeros descubrimientos los hice cuando tenía siete años. A esa edad descubrí un gato del monte. Creo que a esa edad soñaba con ser chico, nada más.
Al.- ¿Cuántos años tiene de escritor?
M.- Unos treinta y dos.
Al.- ¿Cuál fue el mejor libro que escribió?
M.- Uno que todavía no está editado, El tigre de Santa Bárbara. Esa es la opinión del autor, a lo mejor no coincide con la del lector.
Al.- ¿Escribiría su vida?
M.- Por ahora no.
Al.- ¿Le dieron algún premio por sus libros?
M.- Sí. El tigre de Santa Bárbara ganó un premio nacional. Se va a editar ahora.
Al.- ¿Qué siente al escribir?
M.- Muchas cosas, inclusive emoción, pero hay que dominarla para escribir.
Al.- Cuando salió de su ciudad natal, ¿pensó que iba a ser tan famoso como ahora?
M.- No sé que es la fama. Cuando vine de mi provincia tuve que enfrentar la ciudad como pude, hasta que la comprendí.
Al.- Si no es famoso, ¿ piensa, alguna vez en obtener la fama ?
M.- No, no se piensa así. A mí me importa la vida y, en función de la vida escribo.
Al.- ¿Piensa que su obra puede llegar a repercutir en el ámbito internacional?
M.- No sé. De algún modo sí porque ya están traduciendo dos libros. Ahora, como se repercute es otra cosa. Que se traduzca es un paso, que repercuta otro.
Al.- ¿Los animales que usted describe son los que cree más simpáticos o los que conoce más?
M.- Los conozco pero además son muy simpáticos.
Al.- ¿Sus cuentos son de la vida real o fantasías?
M.- Es una pregunta difícil. De algún modo son reales y son fantasías. Ese monte existe, inclusive Juancito existe y existió ese majano. Pero las aventuras las inventé yo. “
Al respecto , para que cobren su cabal dimensión las respuestas siguientes les recuerdo que el cuento El perro cimarrón gira en torno de Juancito quien tenía como amigo inseparable a un majano, una especie de jabalí salvaje, al que había criado desde apenas nacido como un perrito. Juntos se internaban en el monte y se lanzaban a la aventura. En tanto el majano husmeaba aquí y allá, Juancito recogía moras, jugaba con las lagartijas, elegía piedritas para sus juegos. Hasta que se toparon con el perro cimarrón, con cara de pocos amigos. Un perro peligroso. Salvaje. Porque el hambre y los miedos a los malos tratos lo hicieron así, convirtiéndolo en un perro rebelde. Cuando Juancito lo vio venir corrió hacia el primer tronco, trepaba, velozmente con manos, uñas, piernas y pies2y temblaba y no estaba seguro si era el árbol o él el que temblaba 3. (… )De pronto aquel claro del monte era el mundo. Un mundo pequeño y trágico donde el perro cimarrón y su majano se jugaban la vida 4. El majano ganó y Juancito bajó del árbol y abrazado asu amigo lloraba desconsolado. En su gruñido el majano parecía decir ¿Qué pasa muchacho? Ya no hay peligro. Estamos sanos y salvos. Andando 5.
Este cuento leído por los chicos, había despertado su interés , adhesiones e identificaciones hacia ambos protagonistas.
Continúo con la entrevista:
Al.-¿Juancito es amigo suyo?
M.- Sí, lo fue. Este verano volví al monte y pregunté por la familia de él y no me supieron decir donde estaban.
Al.- Ahora, Juancito, ¿cuántos años tiene?
M.- Ahora Juancito debe ser casi un hombre porque esto data del año 55, han pasado 18. Debe tener alrededor de 23.
Al.- ¿Por qué se inspira en Juancito?
M.- Mirá. A mí me llamó mucho la atención cómo lo conocí. Yo estaba una tarde en el patio de una casa de campo y cerca de una acequia, cubierta por yuyos, oí el gruñir de un chancho. Cuando miré, vi a Juancito con el chancho majano al lado. Era un curioso del monte, un caminador del monte.
Al.- ¿La aventura de Juancito y su majano fue real?
M.- ¿A vos que te parece? ¿ Fue real?
Al.- Me parece que sí.
M.- Entonces es real. Eso es lo que importa.
Al.- ¿Y usted lo vio al encuentro?
M. – No…lo llegué...
Al.- (Interrumpiendo) - ¡Se lo contó Juancito!
M.- Me lo contó Juancito. “
Considero este último diálogo uno de los más logrados. Laura, así se llamaba quien preguntaba, alumna de 5° grado, unos diez años, inmersa en el mundo de ficción al que cree real a pies juntillas y las respuestas comprensivas , tiernas de Pepe, el creador, el maestro.
Leo otras partes de aquella entrevista de hace treinta y cuatro años.
Al.- ¿Qué les pediría a todos los chicos argentinos?
M.- Todos los chicos agentinos no son lo mismo. En este país hay chicos que ni siquiera pueden ir a la escuela. En realidad habría que pedir mucho pero a los grandes. Que los chicos puedan ser chicos y estudiar y estar en lo que les gusta.
Desgraciadamente, la respuesta aún tiene vigencia.
La muerte, los personajes históricos, la literatura de otros también estuvieron presentes. Seleccioné algunas preguntas y sus respuestas.
Al.- ¿Le teme a la muerte?
M.- Bueno, supongo que como todos los mortales pero creo que cuando se vive intensamente la muerte se entiende, se comprende, se acepta.
Al.- ¿Quién es el personaje histórico que más le atrae?
M.- Tupac Amaru
Al.- ¿Cuál es el héroe argentino que le gusta más?
M.- Es un poco difícil de contestar pero entre las personalidades que me apasionan están Moreno y Sarmiento.
Al.- ¿Qué opina de Alvaro Yunque?
M.- Es encantador y muy buen escritor. Pero yo tengo una gran amistad con él y seguramente no voy a ser muy objetivo. Lo quiero mucho y todo lo de él me encanta.
Al.- ¿Qué piensa de José Murillo?
M.-José Murillo no piensa en sí mismo. Vive, trabaja, hace cosas bien y algunas no tan bien.
Al.- ¿Cree que la literatura está mejorando o empeorando? ¿Fueron mejores antes o ahora?
M.- No creo que se pueda plantear así. Todas las épocas han tenido grandes autores. San Martín lo decía muy bien “en general juzgamos lo presente según nuestras pasiones y lo pasado según la verdadera justicia”. Ocurre algo de eso. Es muy difícil hacer justicia a los autores que viven pero tenemos varios autores importantes.
Al.- ¿Qué le interesa más José Murillo escritor o José Murillo hombre?
M.- No los puedo separar. El día que los separe están muertos los dos.”
Considero la obra de Pepe Murillo una de las mejores de la literatura infantil argentina. Devela el misterio de la tierra con un sutil lirismo, teñido de ternura. En sus páginas se suceden hechos y aventuras de los que son protagonistas la múltiple y mítica población animal y los esforzados campesinos y hacheros. Visión concreta, fecunda, con algo de maravilla – este término en el sentido de aceptación de lo imposible como posible- producto de un agudo espíritu de observación, capacidad inventiva, dominio del diálogo, de la descripción, del suspenso. Pero también mueve a la reflexión ya que, sin moralejas ni moralinas, destaca lo mejor, sin obviar críticas, de los seres animales o humanos.
Umberto Eco sostiene que así como en los tiempos primitivos los viejos eran la memoria de la especie pues se sentaban en la caverna, alrededor del fuego y contaban lo sucedido a los jóvenes, en la actualidad, los libros son nuestros ancianos. No vivimos solo nuestra vida, sino muchas vidas, las de los libros que leemos.
Vivimos la vida de Brunita, la coyita que debe abandonar Purmamarca para trabajar en la zafra y en la agotadora tarea desfallece y está apunto de morir . Realidad cruel, injusta – espejo de tantas criaturas- que Pepe atenúa con un enfoque quimérico y solidario: el cardón, el silencio, el viento se alían para que retorne adonde fue feliz con su cabrito negro y su maestra. Ayuda fraternal que proviene de los seres de la naturaleza , no de los hombres. Una manera de aludir al dolor, al atropello, a la indignidad con uma mirada esperanzada.
Vivimos la vida de Añá, El tigre de Santa Bárbara, que aprendió la importancia de la solidaridad, de la amistad , del amor; que la vida tiene y sentido si pensamos y actuamos en función de los otros y no solo para nosotros mismos y que, también, es una peligrosa y magnífica aventura.
Vivimos , con el protagonista de Rubio como la miel, su afecto por un potrillo, el mutuo descubrimiento, la obligada partida, el reencuentro, la pérdida, la infancia que se va para dar lugar a otras etapas y a otros sentimientos como la nostalgia, el amor por una mujer…
Vivimos la vida del chico de siete años que influido por los relatos del abuelo, en pleno cerro, logra ver, con su imaginación, el mar.
Vivimos las peripecias de Silvestre con el hurón; de Juancito con el majano y la chuña de patas coloradas; de Ucal, el águila; del mayuato y de tantos que seres que, pobladores del monte jujeño, pueblan , también, por obra de Pepe Murillo, la mente de chicos y de grandes. Con sus libros podemos vivir muchas vidas y podemos confimar , con respecto a él, las palabras de uno de sus relatos, la ausencia, paradójicamente, es una forma de presencia.-
Nota: El subrayado de algunas de las respuestas de Murillo es de la panelista para destacar su importancia.
Murillo, José. Rubio como la miel. Bs As. Guadalupe. 1978. pp.113
Murillo, José. Mi amigo el pespir. Bs As. Guadalupe. 1973. pp. 47
Murillo, José. Ib. pp. 48
Murillo, José. Ib. pp. 49
Murillo, José. Ib. pp. 49