María Ruth Pardo Belgrano
La conocí hace unos veinte años, en la casa de la Sociedad Argentina de Escritores, adonde concurrí, no sin cierto temor,pues habla sido convocada para coordinar un taller, el taller de literatura infantil y juvenil. Entonces, solo supe de sus inquietudes literarias en cuanto a creaciones destinadas a los chicos. Junto con Fausto e Irene, otros dos talleristas, compartimos las tardes de los jueves, jugamos con ilusiones, palabras, ritmos, eufonías y por un par de horas nos olvidábamos de recónditas angustias o dolores difíciles de elaborar y todos y cada uno nos unamos en el rescate de la propia niñez, en la introspección que nos permitiera comprender y comprendernos. En cada encuentro, mágico, o quizá teñido de magia por el tiempo, descubrimos posibilidades y deseos. Poco a poco, urdimos una amistad. Un día, me asombró con su pintura, otro, con sus cuentos , mas tarde con coloridas y vívidas ilustraciones para libros infantiles o tiernas viñetas.Y, en un momento dado, como por un intersticio, se asomó a la AAL y se incorporo a su mundo de jornadas, congresos,cursos, publicaciones. La revitalizó con su generosa entrega, con sus propuestas, su entusiasmo y su necesidad de dar. Irradió ternura y esperanza.
Para Martha, nuestra inolvidable Martha Fracchia que nunca retaceó apoyos, que me acompañó en las alegrias y en las tristezas, siento que le cuadran las palabras de Antoine de Saint-Exupery a su amigo Jean Mermoz, desaparecido en un vuelo: " ... aparecerás de pronto, sin explicaciones, sin excusas, pero tan plenamente presente que la espera quedará borrada y retomaremos nuestras viejas discusiones ... " aunque en ella no cabía la discusion. Prefiero otro final: retomaremos nuestros viejos proyectos.