Bibiana Duño
«Mientras la escuela primaria siga expulsando a porcentajes considerables de niños que no logra alfabetizar, se seguirán reproduciendo contingentes de adultos analfabetos.
Comienza entonces a considerarse la alfabetización como una acción «a dos puntas»: con los adultos, en tanto acción remedial tardía; con los niños que inician la escuela primaria, en tanto acción preventiva del analfabetismo adulto.( ... ) » (1)
La población de la Escuela primaria para Adultosy Adolescentes está constituida por jóvenes de más de catorce años, adultos y personas de la tercera edad, cada uno con sus características y necesidades propias.
Estos adolescentes no son jóvenes con pertenencia a aquellas clases sociales con derecho al «tiempo de espera», que es el «tiempo para perder el tiempo» en la elaboración de la crisis adolescente.
Afrontan las mismas exigencias que los trabajadores adultos o sufren las consecuencias de la desocupación o subocupación. (2)
Los adultos, cuyo conflicto básico gira alrededor de aceptar una inacabada capacidad de crecimiento «sin clausurarse» en lo ya logrado, salvando el principal obstáculo que reside en creer que son inconciliables el hacerse cargo de su situación y de sus compromisos, con el seguir creciendo. (3)
La tercera edad, que siente la situación de «estar jubilada» de la vida misma, cuyo mayor interés esta puesto en la socialización, poder mantener contacto con otras personas, actualizar aprendizajes y convertirse en referentes de sus nietos, ayudándolos con las tareas escolares.(4)
Estos intereses y demandas heterogéneas conviven en las aulas de las Escuelas de Adultos y Adolescentes, conjuntamente con otras problemáticas asociadas con la marginalidad social en la que están sumergidos estos sectores.
El docente debe ayudarlos a comprender que «No se le puede enseñar nada a la gente. Sólo se la puede ayudar a que lo descubra dentro de sí misma» (Galileo)
Así, con el acompañamiento del maestro, los alumnos de la «nocturna», como la llaman ellos, empezaran lentamente a desplegar sus alas, volando primero con temor y luego disfrutando cada intento que los acerque al tesoro tan añorado: el conocimiento.
No aprenden como los niños porque ya no lo son. Que no exista la madurez plena· no implica que exista la niñez perpetua.
Lo que estos alumnos no saben es como moverse adecuadamente en un mundo en el cual ya se están moviendo como pueden.
Para lograrlo, tienen que participar plenamente de su propio aprendizaje, aprovechando las múltiples estrategias que fueron desarrollando para resolver innumerables situaciones problemáticas que surgieron a lo largo de su existencia.
Ansiedad
Vergüenza
Impotencia para enfrentar y resolver situaciones
Muy baja autoestima
Cuentan con una cantidad de aprendizajes previos importantes.
Se encuentran condicionados por todo lo relativo a su supervivencia y a su ubicación en los procesos socioculturales.
Sobrellevan un conflicto latente con la institución escolar, ya que su mera inserción en ella es testimonio de una frustración vivida.
Temor a lo que no es familiar
Miedo al ridículo
Inseguridad
Sentimientos de inferioridad
Falta de interés por lo educativo (quizás por fracasos anteriores)
Desconocimiento de lo educativo y su entorno
Personales (involucran lo emocional- afectivo)
Partir del lenguaje del alumno, que no sera el convencional pero lo domina, incorporando paulatinamente el lenguaje estándar u oficial, para que se convierta en un hablante competente, realmente alfabetizado.
Para que la lectura por placer o para buscar alguna información se concrete dentro de un marco alfabetizador propicio, el desarrollo del proceso lector contara con el apoyo de todos los portadores de texto a nuestro alcance: envases de alimentos, de medicamentos, de productos de limpieza, propagandas, revistas, diarios, recetas medicas, correspondencia, libros de cocina, almanaques, boletos, guías de teléfono, diccionarios, guías de planos de Capital y Gran Buenos Aires, guías barriales de comercios y servicios, menues de restaurantes, instructivos para el uso de diferentes artefactos, plano de subterráneos, propagandas en la vía pública etc.
Permitir que el alumno hipotetice sobre el contenido del portador de texto con el fin de potenciar el interés y la energía en la apropiación de los nuevos contenidos. De esta manera, cada texto se convertirá en un verdadero desafío que generara a partir de cada acto de lectura situaciones de intercambio enriquecedoras entre los pares y con el docente.
4.Proponer la lectura de textos significativos.
Leer, ademas de ser placentero, constituye una herramienta indispensable para acceder a cualquier tipo de saber.
Desarrollar en los alumnos el espíritu crítico, partiendo de la lectura de «su realidad» (personal, sociocultural) para extenderla a la lectura de «la realidad social, en la que estamos inmersos y sobre la que podemos actuar para modificarla.»
Leer en todo momento del día; estamos rodeados de estímulos. «No leemos para aprender a leer; leemos por un simple interés inmediato» (7), por una necesidad.
Potenciar el bagaje de conocimientos previos que poseen los alumnos para que adquieran confianza en ellos mismos.
Generar redes de contención grupal.
Estimular cada logro, por pequeño que sea.
Favorecer condiciones de trabajo optimo en un clima serio y fecundo.
Hacerlos sentirse valiosos e importantes como personas e integrantes del grupo.
Que perciban e! respeto que siente la maestra por ellos y por los aportes valiosos que realizan.
Fomentar el vínculo tan especial que se produce entre adultos y adolescentes.
Los primeros parecen «adoptar» a los segundos, los aconsejan, los incentivan para que estudien « ... ahora que son jóvenes» ... (SIC) y estos encuentran, a veces, en esos mayores el padre o la madre que no tienen, para que los guíe y los escuche.
ProponerIes que se conviertan en recopiladores y que investiguen entre familiares, amigos y vecinos a fin de coleccionar material que se socializara en la cartelera del área.
Acordar entre todos que se entiende por refrán.
Averiguar que refranes conoce cada alumno del grupo, anotarlos.
Encuestar a alumnos y docentes de 2° y 3° ciclo con el mismo fin; agendar refranes.
Escribirlos en el pizarrón del aula.
Corregir entre todos ortografía y sintaxis.
Seleccionar aquellos que mas les gusten indicando a que situación o circunstancia podían aplicarse y por que.
Elaborar la antología que se podra socializar con los otros ciclos e instituciones vecinas.
Intercambiar información sobre las comidas típicas del lugar de origen de cada alumno.
Solicitarles que aporten recetas.
Si hubiera Curso especial de Cocina en la Institución, prepararlas y degustarlas juntos.
Socializar la letra.
Entonarlas juntos.
Los días viernes, un rato antes de terminar la jornada, se puede realizar una ronda de intercambio donde cada alumno responda a estas preguntas:
¿Cómo me sentí esta semana?
¿Qué logros obtuve?
¿Qué me propongo para la semana próxima?
Las respuestas se registran en papel afiche y se guardan como referente e insumo para la próxima ronda.
Esta actividad permite al alumno evaluar sus progresos, poner por escrito sus propósitos, verificar si los logro y en caso negativo sincerarse y explicitar por que no.
El grupo, a su vez, pensara como ayudar al compañero. Comienza a generarse así una red que sostendrá el trabajo grupal, entretejiendo historias personales.
Empieza a gestarse la historia de un grupo de seres humanos que lucha por vencer sus carencias y dificultades, para poder vivir como sonaron, de forma activa en la sociedad a la que pertenecen.
Diariamente los alumnos, al iniciar la jornada, escriben en sus cuadernos lo que desean compartir con el grupo: vivencias personales, algún suceso del día, alegrías, tristezas, sueños, deseos ...
Luego socializan lo producido, utilizándose como disparador la consigna: «Hoy te quiero contar ... ».
Rotativamente, dos alumnos por día, escriben el pensamiento en el pizarrón. Si es necesario se corrige entre todos ortografía, puntuación etc. Se trabaja en esta oportunidad la normativa de la escritura.
Luego, estos alumnos vuelcan lo escrito en el «Cuademo de pensamientos», propiedad de todo el grupo.
Dicho cuaderno se reproduce a fin de ano con el fin de que cada alumno guarde un ejemplar como recuerdo.
Estas tareas permitirán a los alumnos:
Producir y comprender textos.
Disponer de tiempo diario para la producción.
Corregir grupalmente.
Trabajar lectura y escritura en un ir y venir.
Aplicar la normativa de la escritura a partir de un texto.
Interactuar con los compañeros, respetando los tiempos y las ideas de los demás,
Aumentar los sentimientos de pertenencia al grupo .
Adquirir autonomía y capacidad para plantear interrogantes, criticar constructivamente y proponer iniciativas.
Reflexionar a partir de las producciones propias y de los compañeros.
De la heterogeneidad poblacional que concurre alas Escuelas de Adultos y Adolescentes, surge una riqueza inmensa que permite que todos aprendan de todos.
Trabajar en ellas es algo muy especial porque los alumnos son especiales.
No son niños, por lo tanto no se les puede enseñar como a tales. Generalmente, tienen experiencias negativas de su paso por alguna institución escolar que no pudo contenerlos y ayudarlos a terminar el nivel primario.
Su historia de vida es, en la mayoría de los casos, muy triste y se avergüenzan de sus orígenes. Poseen una experiencia de vida riquísima y sin embargo su autoestima es muy baja.
Al no saber leer y escribir, ellos son «ciegos sociales». Poseen el sentido de la vista pero les es imposible encontrar el nombre de una calle, completar un formulario para pedir trabajo, ubicarse para encontrar un consultorio determinado dentro de un hospital, o más simplemente leer una receta de cocina.
Al acercarse a “la nocturna”, lo hacen con mucho pudor, cohibidos, con temor.
Es ésta la que debe enseñarles a leer y escribir desde ese contexto, el de sus propias dificultades cotidianas, ayudándolos a recomponer el camino, descubriendo el caudal infinito de potencialidades que tienen para compartir con sus pares y maestros.
“Brindar a quienes tienen muy poco o casi nada, una escuela que les abra horizontes” (8)
(1) Ferreiro, Emilia:
Algunas reflexiones sobre la alfabetización de adultos. México 1989.
Alternativas para la comprensión del analfabetismo en la región . Santiago de Chile. UNESCO. 1986.
(2, 3, 4) Diseño Curricular para la Educación Primaria de Adultos. Bs. As., 1987. Cap. VI «El educando"; Punto 4. "Caracterización del educando», pags. 28 - 29.
(5) Diseño Curricular para la Educación Primaria de Adultos. Bs. As. 1987 Cap. VI "El educando», pags. 25 a 27.
(6) Frangi, María del Carmen:
La lengua materna en el proceso de alfabetización. Introducción a la propuesta integradora entre las áreas curriculares. Curso de ingreso, Area del Adulto y del Adolescente. (1993). Documento N° 8
(7) Jolibert, Josette:
Formar niños lectores de textos. Ediciones Hachette, Chile, (1992)
(8) Ferreiro, Emilia Marengo, Roberro E.:
Hacia una propuesta metodológica para la Educación básica de Adultos. Curso de ingreso, Area del Adulto y del Adolescente. (I993). Documenro N° 7.