<b>Agosto 1997</b>
Agosto 1997


Lectura y creación literaria

Como lluvia de verano

Andrea Cante (*)

Fueron todas tus palabras

como lluvia de verano,

por la manaña cayeron,

por la tarde se secaron.

La lluvia humedeció la suela de sus zapatos. Cruzó Pueyrredón en dirección a Corrientes y protestó en silencio por ese semáforo que no funcionaba. ¿Cómo atravesar ese océano embravecido de seres descontrolados en busca de quien sabe qué? Las cuatro de la tarde lo atravesó inquieto y desorientado.

Alguien le pregunto la hora y solo contestó con el gesto de nunca escuchar.

De pronto la vio. Pálida entre tanto gris nauseabundo; erguida y firme; allí, como siempre, estaba ella.

Y sus ojos se inundaron de color e infancia. De olor a '"torta frita" con ruidito a lluvia en la vieja ventana. Mas allá, sus juguetes, sus rincones de fantasía y largas siestas en silencio para no despertar al abuelo.

Pero si casi podía recordar con detalle el sonido antiguo del acordeón que tocaba su mamá después de cenar. Los recuerdos fueron desnudando cada pliegue de ella.

Si era como estar robándole la penumbra de su frescura en cada recoveco hecho mañana. Y la guitarra de su abuelo entre sus manos tan chiquitas. Qué canciones cantaría su infancia, en que idioma ajeno a los adultos pero tan amado por su abuelo Lailo.

En la cocina resbalaban entre sus dedos gordos las albóndigas deformadas par la inexperiencia que can "orgullo" se servirían para cenar.

Pero como dolió la cachetada aquella cuando no quiso abrir la boca para tomar el remedio. Y cuando la encontraron sola en la escalera, con la oscuridad abrazándole el alma; y llorando pregunto: ¿Y vos mami, me vas a querer siempre?

Y una canción de cuna le adormecía los miedos y se perdía encadenando a los sueños...

¿Y por qué papa no viene? Dolían las palabras, pero también dolían los profundos silencios...

La lluvia se hizo intensa y una frenada la sacudió de su sueño. Un insultó y otra mirada, Esbelta, bella, tan amada como aquel recuerdo. Pensó en las promesas de no abandonarla jamas pero todo fue como aquel verano, que humedeció sus ojos de recuerdos y a la tarde partió para no verla hasta hoy, ... en esta esquina. A ella.

Sonrió. Encendió otro cigarrillo y acomodo el diario para que no se mojara mas. Se fue para el diario. Con él, camino también una lágrima. Pensó en lo efímero de las palabras mientras ella, esbelta y muy bella, lucía sobre su frente blanca un modesto cartel que decía "En venta."


De "El revés del cielo" (*) Los cuentos de Andrea Cante, reunidos en El revés del Cielo, son, según palabras de la autora, "resumen de varias edades". En ellos se plasman, poéticamente, la nostalgia de los recuerdos de infancia; las desesperanzas, los miedos y los suenos del diario vivir y el juego de los tiempos propio del mundo fantástico.

por Asociación Argentina de Lectura