Agosto 2009
Fernando Del Rio
Jacob Grimm (1785-1863) y Wilhelm Grimm (1786-1859) ambos nacidos en el pequeño pueblo de Hanau en Alemania, eran dos niños que jugaban y estudiaban juntos. La temprana muerte del padre sumió a la familia Grimm en la pobreza. En años posteriores, con lecturas de autores románticos tales como Clemens Brentano y Achim von Arnim, llegan a una biblioteca repleta de viejos libros que guardaban los cuentos tradicionales más maravillosos que hayan escuchado, del entorno burgués de Kassel, marcado por el carácter de los hugonotes. Era la biblioteca de Friedrich Carl von Savigny. Allí, Jacob pasaba horas enteras leyendo los raros manuscritos de épicas medievales y sagas heroicas de la colección de Savigny. Esta pasión pronto se extendería también a su hermano Wilhelm. Inspirados, Jacob y Wilhelm empiezan a recopilar y elaborar sus propios relatos.
Realizaron numerosos viajes por su país, recorriendo lugares y entrando en contacto con la gente y sus historias. Los lugareños, sobre todo mujeres jóvenes y ancianas, contaban -a pedido de los hermanos- los cuentos que escuchaban de pequeñas; era un viaje hacia la misma memoria de aquellos pueblos.
Mucho antes de que los Grimm vivieran, la narración de cuentos florecía en posadas, establos y, quizás con más fuerza, en los spinnstuben o cuartos de hilado de las mujeres campesinas. En las noches de invierno, las mujeres aligeraban las largas horas que pasaban hilando lino contándose historias aderezadas de aventura, romance y magia. Historias y leyendas que desfilaban a lo largo de generaciones, creando un lazo común en el tiempo.
Precisamente, de una mujer hugonote de nombre Pastora, proviene la mayor parte de las historias recogidas en su obra Cuentos para la infancia y el hogar, que comprendía dos volúmenes publicados en los años 1812 y 1815.
Estas primeras ediciones no estaban dirigidas a un público infantil: los hermanos Grimm rehusaron utilizar ilustraciones en sus libros y preferían las notas eruditas a pie de página, que ocupaban casi tanto espacio como los cuentos mismos. Entre sus notas se hace referencia a variantes de muchas otras culturas, incluidas la rusa, la finlandesa, la japonesa, la irlandesa y la eslava.
Ellos se consideraban a sí mismos como folcloristas patrióticos; su profesión era el estudio de la lengua alemana y el antiguo folclore de la región. No les gustaba llamarse escritores para niños.
Los Grimm, jóvenes estudiosos y solteros, compartían un departamento donde llevaban a cabo su trabajo de recopilación, con el propósito de salvar la tradición oral alemana, amenazada e invadida por la Francia napoleónica y sus nuevos gobernantes, quienes pretendían eliminar la cultura local.
Es en 1825 cuando alcanzan mayores ventas, al conseguir la publicación de la Kleine Ausgabe (Pequeña Edición) que constaba de 50 relatos con ilustraciones fantásticas de su hermano Ludwig, en una edición condensada destinada a lectores infantiles.
Llegan los cuentos de hadas...
En 1857, esta colección se ampliará a 210 relatos y tomará el nombre con la que se la conoce popularmente y que encantaría a millones de lectores durante generaciones: "Cuentos de hadas de los hermanos Grimm". En sus páginas desfilan los personajes más célebres de los cuentos de hadas: la Cenicienta, Blancanieves, CaperucitaRoja, Rapunzel, Hansel y Gretel y docenas de brujas, soldados, enanos, gigantes y madrastras. Es una antología que reúne cuentos de hadas, fábulas, farsas rústicas y alegorías religiosas que llega hasta nuestros días.
Un aspecto controvertido de esta extraordinaria difusión es que, en muchos lugares, su versión escrita ha desplazado casi por completo a aquellas versiones que seguían vivas en la tradición oral local.
Los textos se fueron adornando y, a veces, censurando de edición en edición debido a su extrema dureza. Maestros, padres de familia y figuras religiosas, particularmente en Estados Unidos, condenaban la colección de cuentos de los Grimm debido a su crudo contenido. Por ejemplo, en la versión original de "Blancanieves", a la malvada madrastra se le obliga a bailar con unas zapatillas de hierro ardiente al rojo vivo hasta caer muerta. Y en "La pastora de ocas", una sirvienta traidora es desnudada, metida en un barril lleno de clavos y arrastrada por las calles. Los Grimm se defendían de las críticas argumentando que sus cuentos no estaban dirigidos a los niños.
Pero, para satisfacer las exigencias del público burgués tuvieron que cambiar varios detalles de los originales. Se dedicaron entonces a refinar y suavizar sus cuentos, que habían surgido siglos antes como un burdo entretenimiento de campesinos: las crueles madres se convirtieron en antipáticas madrastras, los amantes solteros se volvieron castos y al padre incestuoso ahora se le asignó el papel de demonio. Como sucede en Hansel y Gretel, donde la madre de los niños pasa a ser una madrastra, ya que el hecho de abandonar a los niños en el bosque no coincidía con la imagen tradicional de la madre de la época. También hubo que cambiar o, mejor dicho, omitir alusiones sexuales explícitas.
Contame un cuento...
Los cuentos de los hermanos Grimm siguen siendo hasta el día de hoy un patrimonio de la cultura mundial. Han sido traducidos a más de 160 idiomas, incluso al suajili de África. Como fenómeno editorial la obra de los hermanos Grimm compite con la Biblia. Diversidad de manifestaciones artísticas tales como el teatro, la ópera, el cine, la moda, la pintura, el rock y las historietas se han nutrido de sus personajes e historias.
Los ejemplares manuscritos de Cuentos para la infancia y el hoga,r propiedad de la biblioteca de la Universidad de Kassel, fueron incluidos en el Programa Memoria del Mundo de la UNESCO en 2005. Tras la Segunda Guerra Mundial y hasta 1948 estuvo prohibida la venta de los cuentos de los hermanos Grimm en la zona de ocupación inglesa, ya que los ingleses los consideraban como una prueba de la supuesta maldad de los alemanes durante la guerra.
En Japón existen dos parques dedicados a los cuentos. En Estados Unidos, la colección de los Grimm ha sido inspiradora de gran parte de las películas de dibujos animados de Walt Disney, como Blancanieves y los siete enanitos (1937) y La Cenicienta (1950).
Alrededor de la década de 1980 se lanzó y se transmitió una serie de animé japonesa que reunía los cuentos de los dos escritores alemanes.
En el año 2005 se estrenó The Brothers Grimm, película realizada por el director estadounidense Terry Gilliam, responsable de memorables films como Brazil o Doce Monos.
La labor de los hermanos Grimm no se limitó a recopilar historias, sino que se extendió también a la docencia y la investigación del lenguaje. Sus estudios de la lengua alemana son pieza importante del posterior desarrollo del estudio lingüístico.
Además de sus cuentos de hadas, fueron célebres por su Diccionario alemán, por sus Leyendas alemanas, la Gramática alemana, la Mitología alemana y Cuentos de Grimm, lo que les ha valido ser reconocidos como fundadores de la filología alemana.
Los cuentos de los hermanos Grimm ya forman parte de la historia de la cultura de la Humanidad. Hay algo en esas historias que los ajusta a cualquier época y edad.
Y siempre los seguiremos leyendo. Siempre serán puertas abiertas hacia el inagotable mundo de la imaginación. Puertas que se abren con las llaves que los hermanos Grimm construyeron en sus relatos. Puertas que nos esperan en cada biblioteca...
Fuentes e ilustraciones: