Mayo 2009
Su fallecimiento
Prof. María Ruth Pardo Belgrano
El 22 de noviembre falleció Mabel Manacorda de Rosetti.
Especializada en lingüística, investigadora, estudiosa tenaz e infatigable, renovó la enseñanza del lenguaje.
Había nacido en Rosario, Provincia de Santa Fe, un 24 de septiembre de 1918, pero cursó estudios en Buenos Aires. Egresada como Maestra Normal Nacional de la Escuela Normal Nª 4, con Medalla de oro y de Profesora de Castellano y Literatura del Instituto Superior del Profesorado “Joaquín V. González “ con el Premio Coll, inició una fecunda tarea, docente en los niveles secundario y universitario, enriquecida por sus estudios e investigaciones -elogiadas por Jacob, Malkiel, Lapesa-, proyectadas en ensayos y artículos publicados en revistas nacionales y extranjeras, en conferencias, en ponencias en congresos, en numerosos libros –más de setenta, algunos en colaboración- de amplia difusión latinoamericana. Famosos fueron los textos escritos con María Hortensia Lacau para alumnos del nivel medio,**como también los estudios en los que, con otros especialistas, elaboró renovadoras propuestas sobre la enseñanza de la gramática o de los géneros literarios. Llegar a la escuela primaria con sus innovaciones lingüísticas fue uno de sus objetivos. Para ello, trabajó con docentes conocedores del nivel y produjo libros sobre las nuevas corrientes lingüísticas y su aprendizaje destinados a los maestros y orientó y dirigió carpetas de trabajo para los chicos.
Miembro Asesor del Consejo Consultivo del Colegio Nacional Buenos Aires, Asesora Pedagógica del Rectorado de la Escuela Superior Carlos Pellegrini, Asesora Científica de la Universidad Nacional de Rosario, integrante de Jurados para la designación de profesores en universidades nacionales y Profesorados de Nivel Terciario y Vicepresidenta y socia desde los inicios de la Asociación Argentina de Lectura, culminó su carrera como Miembro de la Academia Nacional de Educación.
Mentalidad científica, inquieta, el estudio y la actualización fueron una constante de su quehacer. De vasta cultura, forjada no solo en los libros sino junto a padres de avanzada intelectual y política, con maestros de la talla de Don Pedro Henríquez Ureña y Amado Alonso, nada le era indiferente. Todo le atraía: la historia, los movimientos sociales, las artes plásticas, la música, el cine, y concibió la enseñanza del lenguaje como una interrelación de saberes, un medio para mejorar la comunicación y la comprensión de los alumnos.
Pero Mabel también fue esposa, madre, amiga. Se había casado con el Dr. Arístides Rosetti, en 1945, con quien tuvo tres hijos y la ternura le desbordaba cuando hablaba de sus nietos. Como amiga, cimentó relaciones firmes, algunas iniciadas en la juventud, tal el caso de Ana María Barrenechea y María Hortensia Lacau, unidas de por vida, por el trabajo en común, el mutuo reconocimiento, un profundo aprecio; otras, en etapas posteriores, con las generaciones siguientes, que conocieron no solo su pasión por la tarea elegida y emprendida sino su amena conversación, con toques humorísticos que no eludían el reírse de sí misma, su respeto y consideración hacia otros aportes, su aliciente, su generosidad.
Con Mabel Rosetti ha desaparecido una docente que llegó al fondo teórico de la lingüística y de la lingüística aplicada, hizo del enseñar y del aprender una experiencia para sí y para los otros en pos de una educación comprometida con la formación de seres pensantes, críticos, creadores.
En una leyenda, que transcribe Eduardo Galeano, cada ser humano es un fuego, cada uno con su particularidad, pero hay fuegos que arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende. Palabras que caben a Mabel Rosetti.