<b>Noviembre 2002</b>
Noviembre 2002


Lectura de la realidad

Es más fácil quedarse con un libro que con su contenido Gonzalo Aristizábal

Nestor Osvaldo Rosa

En una sociedad convulsionada como la nuestra, en un mundo que hoy se caracteriza por la informática y la comunicación como actores principales dentro del esquema de la modernidad la proyección de la lectura a través del libro no debe ni puede quedar relegada como en algún momento se pretendió ante el auge de la muy joven cibernética, a partir de la cual fueron muchos los que presentaron el fenómeno como el final de la era de Gutemberg.

Los acontecimientos devenidos de nuevas situaciones socio-económicas no alejan a los libros de sus análisis serio y la exegesis permanente que requiere toda estructuración de realidades diferentes o parecidas que nos enseñan las contradictorias del planeta.

Los nuevos hitos de la humanidad son -sin duda- trascendentes y positivos, pero ello no no excluye el afán que muchos tenemos por promover la lectura de libros clásicos y de los otros. Necesidad de leer ficción y no ficción, de acercarnos a textos sobre investigaciones y a cuanta poesía o ensayo pueda mostrarnos la realidad o ayudarnos a vivir en ella, todo lo cual, no es simple tarea.

La comprensión y el debate racional sobre lecturas es un ejercicio sano que ennobleces el espíritu, atempera o rebela los ánimos individuales o colectivos, alienta la libertad de expresión y posibilita el disenso en paz.

Es sabido que las transformaciones del pensamiento son fruto de lecturas organizadas y del hábito por abarcar campos hasta entonces desconocidos por los lectores, de allí que desde las propuestas educativas deben propiciarse estos cambios. Y ello ocurre con la lectura que profundiza en contenidos en la misma proporción que crece la cultura y el intelecto entrenado. Con este criterio, se hace necesario alentar todo lo que vincule a la lectura con técnicas para su fomento y difusión, estructura con metodologías adecuadas.

Ahora bien, el incremento de la bibliografía y lo que podríamos denominar la “globalización” de la culytura, no debe llevarnos a observar la controvertida realidad sin su comparación con la pretérita, que será idónea para cotejar los pasos de la historia y pretender desde allí contemporizar con nuestra concreta visión de lo que nos toca vivir. Ir hacia atrás en el texto es una estrategia de buen lector y también es un ejercicio de la memoria del buen ciudadano.

Toda lectura -en líneas generales- es fruto de divergentes creadores y eso es una constante que rige para hoy y para lo que vendrá, por ende, la lectura es y será el acceso más directo y natural al conocimiento y l vida para comprender ya aprehender los sucesos cambiantes, duros diferentes y muchas veces dolorosos de esta realidad de comienzos del siglo XXI.

por Asociación Argentina de Lectura