Liliana Suetta Alinovi
Esta pregunta ronda siempre el espíritu inquieto de los docentes que desean mejorar la calidad de su trabajo y se ven limitados por las carencias manifiestas de los alumnos: No tienen vocabulario, no saben razonar, se expresan con dificultad, no estudian, no entienden lo que se les pide. Estas y otras muchas expresiones similares han sido pronunciadas alguna vez por cada uno de los docentes que diariamente transitamos las aulas de las escuelas de nuestra Ciudad; pero se hacen mas habituales y preocupantes en el ámbito de la escuela Media y en el Nivel Superior, produciendo aquí graves frustraciones en los mas jóvenes.
A partir de esta realidad vivida se presenta hoy un gran desafío para los docentes que deben buscar nuevas estrategias, nuevos caminos para poder encauzar y dar una respuesta alas necesidades observadas.
¿Cuáles son esas estrategias? ¿Qué criterios deberán tenerse en cuenta para organizar la tarea?
Como integrantes del Departamento de Investigación de la Escuela Normal Superior N° 9, nos hemos planteado estas preguntas y para intentar esbozar una primera respuesta comenzamos una indagación que permitió encontrar algunas vías para interpretar la realidad e intentar, dentro de las posibilidades delinear un plan de acción donde los protagonistas deberán ser alumnos y docentes, cada uno desde su responsabilidad. El alumno tomando conciencia que su situación puede revertirse con apoyo, esfuerzo e intencionalidad. El segundo, tomando la lectura como un contenido de enseñanza que se convierte en un procedimiento de trabajo, desarrollando las competencias específicas para que el alumno de hoy se convierta en un lector con posibilidades de operar a través de los conocimientos, relacionando, comparando, sacando conclusiones es decir ser capaz de introducirse en el texto convirtiéndose en un interlocutor de él.
Al plantear el trabajo consideramos como premisa inicial la lectura como medio insustituible para el aprendizaje, y podríamos agregar también, un medio para el desarrollo y enriquecimiento del pensamiento. Desde este punto de vista y considerando la lectura como un proceso de búsqueda de significación es necesario favorecer una interacción con variados textos y en reiteradas oportunidades para que el alumno se apropie de las características de su estructura, identifique la información que le brinda en función de la intencionalidad de su aproximación a el, es decir sus propósitos, pueda comenzar a buscar la información en función de lo que el necesita para recordarla, comprenderla, relacionarla, etc. Lo que acabamos de decir tiene relación directa con la lectura de textos informativos aquellos que, dentro de la institución escolar tienen vinculación con el aprendizaje en las distintas áreas curriculares. Pero, esto no significa que la aproximación a textos de tipo literario no deba realizarse en el ámbito de la institución formativa, todo lo contrario, pero el propósito de su lectura es otro: el entretenimiento, el desarrollo de la imaginación y la creatividad, tiene mas relación con el sentimiento y la emoción, y el contacto con textos de este tipo deberá producir el desarrollo de un habito voluntario, buscado y reconocido como placentero.
Entendida la lectura desde este enfoque, resultara sin dudas un aprendizaje significativo ya que el nivel de apropiación tendrá relación directa con las experiencias y conocimientos previos, el contexto de lectura y los própositos de la lectura logrando el desarrollo de estructuras de significado y una lectura autónoma.
La enseñanza de un proceso de lectura como el descripto implica necesariamente recorrer dos aspectos: la creación de un hábito lector y en segundo 1ugar desarrollar estrategias de lectura. Entendemos por hábito un tipo de aprendizaje que se logra por la reiteración de las acciones involucradas. En este caso adquirir un habito lector sera leer con cierta frecuencia, movidos por intreses personales, por necesidades individuales, establecer un vinculo de necesidad con el texto.
El desarrollo de estrategias de lectura esta vinculado, en cambio, con las acciones sistemáticas a realizar cuando nos enfrentamos con la necesidad de leer movidos, tal vez por la necesidad externa, por ejemplo el estudio.
La situación personal del lector, sus conocimientos previos, el contexto de lectura influirá indefectiblemente no importa el tipo de texto de que se trate.
Las estrategias serán entonces, los modos de abordaje, los caminos a transitar para, como decíamos anteriormente, entrar en diálogo con el texto, ser su interlocutor, mientras se produzca el acto lector.
Las estrategias son acciones que realizamos cada vez que nos enfrentamos a un texto y pueden relacionarse con la predicción, la selección, la inferencia, la confirmación.
De ellas se desprenden otras acciones que podríamos llamar procedimientos que son los que nos permiten dejar huella de las acciones mentales que producimos al leer: subrayado, marcas, flechas, señales.
A partir de este marco conceptual es que indagamos acerca de la situación actual de los alumnos e inferimos posibles causas y alguna sugerencia (l)
La muestra se conformo con los alumnos de primer ano del Profesorado durante los anos 1996 y 1997.
Se recogieron los siguientes datos:
no se manifiesta hábito lector; la lectura placentera es ocasional;
el rendimiento es básicamenre satisfactorio;
en la lectura hecha por requerimientos externos (estudio) se usan siempre algunas estrategias, adquiridas de manera imitativa y poco sistemáticas;
hay escaso contacto con el "libro", se usan fotocopias;
se utiliza el termino "Apuntes" para referirse al material de estudio, sin precisar si se refieren a notas hechas en clase o resúmenes personales de la bibliografía;
se manifiestan ciertas dificultades en la lectura de la bibliografía indicada por los docentes, lo que les obliga a retomar los apuntes de clase;
la bibliografia sugerida NO es trabajada en clase.
Frente a esta situación es indudable la necesidad de pensar en una multiplicidad de causas que coadyuvan a definir la situación, pondríamos el acento en dos: la primera en una seria dificultad en desarrollar una competencia lectora básica, la segunda seria definir la responsabilidad de la formación recibida que no ha puesto el acento en un aspecto tan primordial.
Lo dicho nos permite sacar algunas conclusiones:
en muchos casos la dificultad para comprender un texto se debe ala escasez de los conocimientos previos;
la enseñanza de la lectura no se concibe como responsabilidad de TODOS los docentes a través del uso que esta tiene en el aprendizaje en la diferentes áreas curriculares;
la lectura deberá considerarse como contenido de enseñanza para todos los docentes, crean do situaciones que prevean el desarrollo de las estrategias para acceder a la variedad de textos que cada disciplina dispone;
la lectura de noticias periodísticas, documentos históricos, problemas, gráficos, consignas, textos informativos, todos ellos exigen el desarrollo de determinadas formas de abordaje que deberán ser ensenadas y aprendidas.
Un alumno no razona o no lee, muchas veces, porque no quiere y otras tantas porque no se lo hemos enseñado y es responsabilidad ineludible de la escuela y los docentes proponer situaciones que lo favorezcan.
Colaboró con la investigación Prof. Maria Ruth Pardo Belgrano.