Una sociedad en constante cambio, con avances tecnológicos a pasos agigantados, no es ajena a esta problemática que incide en las preferencias lectoras, en el ritmo lector y en el tipo de lectura que se practica.
Internet ha adquirido tanta preeminencia en lo que a información se refiere que el libro ya no es exclusivo para para acceder al conocimiento específico o general. Conviene, pues, indagar como leen los chicos sea en los libros o través de la computadora. La respuesta se vincula, en gran parte, con los aprendizajes.
El placer de leer, en los chicos, se forma en los primeros años de vida, junto a los padres, en los juegos, en la comunicación oral. Se inicia con las canciones de cuna, con el deleite provocado por el ritmo y las sonoridades; se convierte en hallazgo con el libro de imágenes, las formas y los colores y se acrecienta cuando los adultos les leen cuentos, cuando la ilustración por obra de la palabra adquiere nueva vida. De este modo, el camino para la adhesión a la lectura está preparado.
La escuela primaria es clave. Los métodos y la personalidad del maestro pueden influir a favor o en contra. Las primeras experiencias lectoras tanto acercan como alejan. Los obstáculos, las tensiones suelen provocar un distanciamiento del libro y de la lectura muy difícil de superar. ¿Quién puede estar bien predispuesto a encarar por sí solo una actividad ligada al llanto, al temor, al fracaso? “Si la lectura le resulta provechosa todo irá bien. Pero cuando no se aprende a leer como es debido las consecuencias suelen ser irremediables”
Una vez logrado el aprendizaje el interés lector puede ser solo para adquirir información, por necesidades diversas o para aprehenderlo, incorporarlo, disfrutarlo.
La escuela primaria y luego la secundaria, crea una atmósfera favorable a la lectura?, ¿ofrece textos atractivos acordes con las preferencias de los lectores, exponentes de una época que ha ampliado sus horizontes?, ¿planifica en materia de lectura con respeto por la libre iniciativa de los alumnos?, ¿aplica metodologías renovadas?
La lectura solo proporciona satisfacciones cuando ayuda a descubrir el mundo, propicia otros conocimientos y suscita nuevas emociones y para ello ha de partir de su característica esencial, la comprensión, apuntar a las interrelaciones, a la crítica, a la creatividad.
La comprensión lectora, objeto de numerosos estudios e investigaciones, requiere, en el ámbito de la escuela, un enfoque sistematizado, que no quede librada, a trabajos circunstanciales, o encapsulada en los esfuerzos de los docentes interesados en la materia.
Una lectura totalizadora es aquella que logra que el lector encare el texto desde distintas perspectivas –literal, inferencial, crítica, apreciativa y creadora-, por lo tanto exige la adquisición de hábitos y de habilidades lectoras. De ahí la importancia de variar las propuestas de trabajo si deseamos el desarrollo de habilidades lingüísticas funcionales que se proyecten en las distintas áreas de aprendizaje y en las distintas situaciones de vida.
Si es un desafío lograr el dominio de niveles lectores como el literal y el apreciativo, los más practicados en la escuela, mucho más lo es establecer inferencias. En tanto el primer nivel implica aprehender el texto a través de distintas actividades como el enunciado del tema, la jerarquización de ideas, el reconocimiento del vocabulario, la elaboración de síntesis, entre otras; y el segundo, la expresión de preferencias ante el texto propuesto, el nivel inferencial enriquece las posibilidades lectoras pues se centra en la asociación de lo leído con lecturas previas o experiencias personales.
El nivel crítico exige mayor reflexión, profundidad conceptual, emisión de juicios. No todos lo alcanzan y no se ha practicado sistemáticamente. Sin embargo los chicos ejercitados en este tipo de lectura, aprenden a elegir reflexionando y proyectan esta actitud a otras situaciones. La confianza en los dichos y las realizaciones de los chicos en una atmósfera libre de rigideces es fundamental para el logro de la lectura crítica y el desarrollo de la creatividad.
Nuestro tiempo necesita seres creadores. La creatividad puede y debe ser alentada. En muchos casos, la capacidad creadora disminuye o se anula a causa de malos hábitos o equivocados enfoques de aprendizaje o por la incomprensión del medio o por la forma en que se responde a la curiosidad y a las necesidades creativas de una persona.
La lectura se aborda con sentido creador cuando el alumno establece un vínculo afectivo con el texto, se siente comprometido con él, se convierte en personaje, en un crítico del mundo de ficción y se expresa en forma oral, escrita, plástica y realiza todo tipo de extrapolaciones.
La práctica de la lectura, en sus diversos niveles, lleva, gradualmente, a una lectura madura que se integra a la personalidad del lector y alcanza no solo el placer de leer sino un mejor conocimiento del prójimo y del mundo. También se prepara para ella cuando se acierta con los textos que los chicos buscan, esperan, desean.
¿Qué libros, impresos o digitales, despiertan los intereses, responden a las necesidades intelectuales, sociales, afectivas, científicas, abren caminos hacia una lectura totalizadora? Aquellos que ayudan a las búsquedas personales y a la integración en el mundo. Textos que permitan reflexionar, discutir, crear y recrear de acuerdo con el propio estadio evolutivo y la capacidad de asimilación, que motiven y ofrezcan nuevas perspectivas.
En síntesis, una lectura totalizadora implica numerosos desafíos que a mediano y largo plazo amplían nuestros horizontes pues, como manifiesta Alberto Mangel en Una historia de la lectura, “… lo único seguro es que el acto de la lectura, que rescata tantas voces del pasado, a veces las conserva para un futuro lejano, para un momento en el que tal vez podamos hacer uso de ellas de maneras valientes e inesperadas”