Diciembre 2011
La biblioteca parlante, la realidad de una quimera
Prof. Diana Raquel Carro
Latardede1998enqueeloculistamedijo “Notepuedocurar” semehizounnudoenlagargantaylaangustiameoprimióelcorazón.Meincorporéycaminéatientashacialapuertadesalidadelconsultorio. Ana,miamiga,meesperabaenlasaladeespera.-Sacámedeacá-ledije.
Llegué a casa y me tiré en la cama a llorar. Una idea me horadaba la cabeza, ya no iba a ver más la luz, mi vida transcurriría en una eterna noche. La telaraña de la depresión comenzó a envolverme y una lucha despareja se desató en todo mi ser entre el deseo de morir y la constatación de sentirme viva. Pero viva para qué, sin libros que leer, sin alumnos a quienes enseñar, sin poder continuar con el instituto que había formado con tanto empeño, sin un lugar en el mundo. Estaba convencida de que no había retorno, la oscuridad infinita había llegado para instalarse en mi vida.
Transcurría el tiempo y mi mente seguía atormentándome. Una mañana suena el teléfono, escucho la voz de una amiga: “Mirta, soy Graciela, necesito que le enseñes a Leonardo, el hijo de mi marido, técnicas de estudio porque quiere ingresar a la carrera de Psicología. Leonardo es discapacitado visual, pero como el padre nunca lo asumió, él tampoco. Sólo te pido que no le hables del tema y lo ayudes.” Una conmoción repercutió en todo mi ser ¡Docente otra vez!, Dios me tiraba un salvavidas.
Leonardo vino a mi instituto, el Taller del Sur donde dictaba clases. Le comento que para comenzar con nuestra tarea tenemos un problema, ni él ni yo podemos leer, yo porque me quedé ciega, -¿qué te pasó a vos?- contáme tu historia. Leonardo se sincera: “A los tres años debido a un tumor me vaciaron un ojo y me pusieron una prótesis y del otro ojo tengo muy disminuido el campo visual…”
Luego de escucharlo con atención, le digo: “Yo quiero seguir ejerciendo mi profesión y vos querés estudiar psicología, para que podamos alcanzar nuestros sueños necesitamos una maestra de ciegos que nos ayude a los dos.”
La maestra se llamaba Marcela, cuando nos conocimos me tomó las manos y me dijo: “si te quedaste ciega, no se terminó el mundo, se te abren las puertas a otro mundo.” Renacía en mí la esperanza. Me dijo que debía desarrollar la percepción auditiva y que para enseñar necesitaba grabar las clases. Así nació la primera voluntaria, Ana, mi amiga y profesora del Taller que se encargaba de leernos. En el instituto comenzamos a utilizar la radio como herramienta pedagógica.
Para ese entonces, ya Leonardo logra incorporar los conocimientos intelectuales y al mismo tiempo se produce un “insight” en su vida, asume su problema visual y decide comenzar la Escuela de Rehabilitación y continuar con El Taller. Una tarde llega feliz de la rehabilitación y me acerca su bastón. No me animo ni siquiera a tocarlo, no, no puedo… Leonardo me ayuda a plegarlo y desplegarlo. Intuyo que llegó mi turno. Mi alumno me lo recuerda con un ¿cuándo vas a ir a la escuela? Ahora es Leonardo el que intenta recuperarme. Decido comenzar, lo hago más por él que por mí.
Leonardo comienza su carrera en 1999 y trae al taller a sus compañeros ciegos de la Escuela de Rehabilitación a los que acompañamos para que puedan desarrollar sus aptitudes. Directivos y Maestras de Escuelas Especiales nos manifiestan la importancia de la lectura en todos los niveles educativos; en el primario y el secundario como la forma más apropiada para evitar el aislamiento, en la universidad para ayudar a los jóvenes que se sienten desamparados cuando quieren continuar sus estudios. Ellos nos enseñaron cómo se grababa y cómo se hacía circular el material. Decidimos entonces fundar el Centro de Lectura Comunitaria. Para lograrlo golpeamos las puertas de cada vecino de Haedo. Fue tanta la repercusión que nos sentimos desbordadas. Cientos de voluntarios a los que había que entrenar, tarea que estaba a cargo de Ana. Ella se puso en contacto con el ISER, la carrera de locución y se sumaron estudiantes al Proyecto de lectura en voz alta. Además, se incrementaba la cantidad de libros que leer, la necesidad de materiales para poder grabar, la incorporación de espacios físicos para dar respuesta al aumento de la demanda.
Como nuestra tarea solidaria es gratuita, nuestro esfuerzo y la contribución de los vecinos no resultaban suficientes, por eso decidimos pedir ayuda al Consejo Escolar del Municipio de Morón. La profesora Adriana Koreina estaba al tanto del Proyecto y nos brindó su apoyo, se hizo voluntaria, difundió nuestro trabajo en toda la comunidad educativa y nos derivó a la Dirección Provincial de Bibliotecas en la Plata para presentar nuestra experiencia. Allí, una de las autoridades, luego de nuestra exposición, nos felicitó y nos dijo: “Fundaron la Biblioteca Popular Parlante Sur en el Oeste. Armen los estatutos, legalicen lo que ya hicieron y presenten la Personería Jurídica ”. Habíamos parido una hija fruto del amor, una institución que promueve la lectura en voz alta, Luz que enciende las almas de quienes escuchan y de quienes leen.
Es Presidente de la Biblioteca Popular Parlante Sur la Prof. Mirta Pilar Palermo
Lectores comprometidos
Soy voluntaria de la Biblioteca Popular Parlante Sur, en esta institución tuve una revelación que me permite afirmar al igual que los ciegos que concurren a la biblioteca: todas las voces humanas son hermosas.
Una tarde subí al despacho de Mirta, la Presidente de la Biblioteca, para hablar con ella. Mientras ascendía los primeros peldaños de la escalera escuchaba una voz monocorde, opaca, sin modulación, desagradable, casi robótica. Al llegar, comprobé que la voz procedía de la lectora de la computadora, Mirta estaba escuchando atentamente la lectura de un texto.
Quedé impactada por esta vivencia, la que me hizo posicionar como lectora desde otro lugar y reflexionar sobre la importancia y la responsabilidad de esta actividad.
En la institución se leen textos de estudio y textos literarios. Cada tipo de texto se aborda de manera diferente: la lectura de los primeros requiere de un lector que capte la información pertinente, que destaque los conceptos, que especifique las citas bibliográficas; la lectura de los textos literarios en cambio, exige una única condición la presencia de un lector-creador.
Siempre asociamos a la lectura con una tarea personal, compleja, casi diría artesanal en que buscamos descubrir en cada texto elegido el sentido que el autor le ha dado. Aceptamos al texto como producto de la creatividad de un autor-escritor, pero nos arrogamos el derecho como buenos lectores-intérpretes de reelaborar en nuestra mente una nueva versión de la obra.
Descubrí que los lectores consciente o inconscientemente somos como el director de teatro que oficia de puente entre lo que el autor quiso expresar en su texto y la manera en que el director lo interpreta para llevarlo a escena y brindarlo a un público que no conoce. En el caso de los voluntarios nuestro público son los escuchan que no pueden acceder al texto por sus propios medios. Pero al mismo tiempo tenemos que ser dúctiles actores de radioteatro, capaces de despertar en nuestros oyentes todas las imágenes que enriquezcan la obra.
En la escucha personal, o de los casetes y C D grabados por los voluntarios, la persona ciega se contacta con lo que dice el autor a través de la interpretación y de la voz de su lector. Por eso nuestra responsabilidad al convertirnos en polifacéticos lectores-directores-actores que interpretamos los textos y expresamos con nuestras voces los matices de la emoción: la tristeza y la alegría, el amor y el odio, la dulzura, la ternura, el enojo, la ira… La voz es nuestra única herramienta, con la modulación de agudos y graves, diferentes tonos de voz, voces entrecortadas y los significativos silencios… recreamos paisajes, generamos climas, caracterizamos personajes, en síntesis con cada inflexión de voz les brindamos a los ciegos un enorme espectro para enriquecer su mundo.
Por ser docente tengo práctica en la lectura en voz alta, pero grabar un texto en varios casetes requiere al igual que el profesional de la radio imaginar a un oyente para poder despertar en él el entusiasmo por la lectura. Es difícil presuponer la repercusión que tendrá nuestro trabajo, pero lo importante es comprometernos con los textos que leemos, independientemente de nuestros gustos personales. El saber que tenemos escuchas atentos nos incentiva para superarnos en nuestra actividad.
Siempre fui una apasionada de la lectura, ella ilumina nuestro entendimiento, nos sensibiliza, recrea mundos… Para Mirta los lectores somos la luz, yo descubrí una luz más profunda y poderosa, la del Amor que nos permite hacernos tiempo para darle la oportunidad a los que no ven de abrir su mente al conocimiento o de gozar de la creación literaria.
A todos los que tengan sesenta valiosos minutos, les cuento el secreto para leer cada vez mejor. No son suficientes la rapidez mental, la velocidad en el movimiento de los ojos, las mil modulaciones de una voz, se necesita un alma-lectora que con amor quiera sintonizar con el alma de su escucha.
Te esperamos, no es necesario que tengas experiencia en lectura en voz alta, a leer se aprende leyendo y en la institución nos orientan para poder desarrollar todas nuestras potencialidades.
Voluntaria: Prof. Diana Raquel Carro. Biblioteca Popular Parlante Sur. París 532. Haedo. Tel: 4650-1085 int. 133 / 4659-8468